Motivación para el estudio
¡Hola de nuevo, zapatitos!
En la entrada de
hoy, quiero que hablemos de la motivación a la hora de estudiar, o más
concretamente de cómo motivar a los
jóvenes para que estudien, ya que es un problema bastante común que los
niños/adolescentes no se preocupen por aprobar las asignaturas ni tengan
interés en realizar estudios futuros.
Esto es debido a
que, siendo sinceros, estudiar suele ser algo aburrido y tedioso. Sin embargo, con
una buena motivación pueden conseguir sacar los estudios adelante.
¿Qué es la motivación?
La motivación es una
atracción hacia un objetivo que supone una acción por parte del sujeto y
permite aceptar el esfuerzo requerido para conseguir ese objetivo. Está
compuesta de necesidades, deseos, tensiones, incomodidades y expectativas. Constituye
un paso previo al aprendizaje y es
el motor del mismo.
Podemos
diferenciar dos grandes tipos de motivación, que serían la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. La ideal suele ser la
motivación intrínseca, sin embargo hay situaciones en las que no queda otra que
recurrir a la extrínseca:
- Motivación intrínseca: cuando el individuo hace o aprende algo estimulado, incitado o atraído por la misma actividad. Por ejemplo, aprender a resolver ecuaciones por el mero placer de hacerlas. También se entiende por motivación intrínseca toda aquella que sale del propio sujeto, es decir, es el individuo el que decide que quiere realizar la acción.
- Motivación extrínseca: cuando el individuo realiza la acción para obtener premios, notas, aprobar un examen, porque se lo exigen los padres/profesores... (no se quiere hacer la acción en sí, pero es un medio para algo que sí se quiere).
Para estimular el
aprendizaje y despertar el interés, es
necesario que manejemos adecuados incentivos.
Dependiendo de cuál de las dos motivaciones antes descritas podemos encontrar
incentivos como el qué la propia actividad sea entretenida y nos proporcione un
placer hacerla (intrínseca) o recibir elogios, dar palabras de aliento, etc.
(extrínseca).
Por otro lado,
también podemos ver la motivación de manera positiva o negativa, es decir:
- Motivación positiva: está orientada hacia una meta libremente elegida.
- Motivación negativa: surge del miedo, la coerción, las presiones psicológicas o físicas y por tanto, es perniciosa.
Por supuesto,
nuestro objetivo es conseguir una motivación positiva, idealmente
intrínseca pero si no se da el caso buscaremos la extrínseca (que además suele
ser la más común). Sin embargo, debemos evitar a toda costa una motivación
negativa.
NO HAY NADA MÁS FUERTE Y PODEROSO PARA EL INDIVIDUO QUE SENTIR QUE
TIENE UNA MISIÓN POR CUMPLIR
Algunos factores
que intervienen en la motivación, son:
- El deseo (querer hacerlo)
- El poder (poder conseguir realizar la acción es algo que motiva, pero si conseguirlo es algo imposible no habrá una verdadera motivación, por tanto debe ser una meta realista).
- El deber (hay que trabajar el llegar a esa meta, no se puede conseguir algo sin poner de uno mismo).
¿Por qué estudiar?
Es necesario
explicarle que la vida no es todo disfrutar, que todo lo que posee (móvil,
consola, ropa...) ha costado un esfuerzo previo. Tiene que entender que su
trabajo ahora es estudiar para poder tener sus recompensas.
¿Para qué estudiar?
Si le preguntamos
a un adolescente cómo se ven en 20 años, la respuesta general suele describir
la de cosas que tienen pero nada del esfuerzo realizado para conseguirlas, es
decir, quieren cosas pero no piensan en cómo van a tenerlas.
Es necesario que
desmintamos esta fantasía, para ello podemos usar casos reales de personas en
nuestro entorno que el menor conozca y que estén en desempleo ya que no tienen
estudios suficientes. También es positivo ayudarle a descubrir sus habilidades
e intereses, lo cual pueda hacerle pensar en dedicarse a ello, potenciando así
una motivación intrínseca por su parte. Sobre todo, hay que motivarle para que
sea él quien quiera estudiar, no por obligación o contentar a otros (aunque a
veces no queda otra).
Para aquellos
casos en los que hay que recurrir a una motivación extrínseca, existen
numerosos reforzadores que aunque no es lo ideal, nos servirá para crear en él
un hábito y una conciencia de esfuerzo: si
cumples, recibes. Si el menor cumple con sus tareas y horarios, se le puede
premiar con reforzadores cómo:
- Salir el fin de semana con los amigos.
- Dinero para sus cosas.
- Móvil.
- Consola.
- Televisión/tablet...
Por último,
quisiera comentaros que motivar no es algo que se haga en un rato, es algo que lleva su
tiempo. Hay que ser constantes y pacientes.
Espero que os haya
ayudado toda esta información, si queréis preguntar o añadir algo podemos
escribir en los comentarios.
¡Hasta la próxima, zapatitos!
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